
La Muñeca
El día amaneció amenazante, tonos grises pintaban un cielo plagado de nubes dispuestas a descargar en cualquier momento miles de lágrimas sobre aquella sucia ciudad. Aquel día salí de mi casa dispuesto a afrontar un
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El día amaneció amenazante, tonos grises pintaban un cielo plagado de nubes dispuestas a descargar en cualquier momento miles de lágrimas sobre aquella sucia ciudad. Aquel día salí de mi casa dispuesto a afrontar un
Cada mañana, te despiertas miras el techo y piensas en el día que se te viene por delante. Tomas unos minutos para abrazar la almohada una última vez antes de salir de la cama y
– Necesitamos nuevas colonias de obreros que nos ayuden con las extracciones de recursos. La gran expansión debe continuar. – Entiendo. ¿Para cuando? – Nos urge bastante, pero utilizaremos los de evolución natural que son
Circular Una noche oscura y tormentosa, un caminante se refugió en cierta hostería al pie de una cordillera, lo albergó una muchacha de tapado grande y ojos negros que le habló de sueños urgentes. Al
EL FANTASMA DEL HAMBRE El fantasma del hambre llegó puntual a la medianoche, Ni el frío ni la soledad de las calles lo asustaba, claro, ¡era un fantasma! Pero además, con hambre no hay miedo que valga. Así que, con
La voz no se iba, ni se inmutaba ni tan solo un poco; hiciese lo que hiciese. Estando en las más concurridas y alegres fiestas, estando en la más solemne soledad, bajo la más grande
No existe alegría más grande en este mundo, que pintar junto al amor de tu vida el cuarto destinado para tu futuro primer hijo. Juguetear un poco por ahí y un poco por allá con
Se despertó. La guerra había terminado, y odiaba el sabor que generaba la paz; así que no se despertó de buena gana que digamos. Recordó los seis años en que consistió la brutalidad y sonrió.
Josué, es un chico normal apasionado por el futbol, las mujeres, el dinero y fiel creyente de que lo que sueña sucederá de una u otra manera… las disoluciones lo han llevado a ser un
Rescato aquella noche contigo, frente a un café, una vela y una copa de Tía María. Pareces nerviosa, acabo de darte vida nuevamente y no sabes hacía donde te conduciré esta vez. Atrás quedaron numerosas