¡Me reencarné en un elfo! – Capítulo 3. Un bebé extraño.

¡Me reencarné en un elfo! – Capítulo 3. Un bebé extraño.

Vivir. Una sensación que jamás pensé volver a sentir. Respirar por mi nariz, escuchar por mis oídos y sentir con mi piel. Cuando toqué la luz palpitante, sucedieron muchas cosas a la vez, el mundo dio vueltas y sentí como algo me presionaba hasta los huesos. Cuando la calma llegó, pude poner en orden mis pensamientos y analizar la situación. Acabo de nacer en un nuevo cuerpo. ¡Realmente reencarné!

Aún no podía aguantar más que unos minutos despierto, donde un hambre voraz se apoderaba de mí haciéndome amamantar más y más fuerte. Una vez satisfecha el hambre, el sueño tomaba el trono y me dejaba llevar por el cansancio. Ser bebé te deja realmente exhausto.

Cuando pude mantenerme despierto por más tiempo, con temor de haberme convertido en un gusano, un perro o cualquier otro animal no-humano, mis primeras observaciones fue a mi cuerpo y a los cuerpos que me rodeaban. Sus caras sonrientes, tan llenas de gozo, me conmovieron profundamente y una lágrima de felicidad brotó de mis ojos. Eran mis nuevos padres, tan humanos como pude esperar que fueran. Sus pieles son pálidas, con largos cabellos plateados y ojos multicolores, sin cuernos, colas ni nada extraño. En silencio, los contemplé mucho tiempo.

Los dos adultos intercambiaron palabras entre ellos que no pude entender, pero señalaban y tocaban mi cuerpo con una mirada de extrañeza. Sus pieles eran claras como la crema, pero la mía era marrón como la crema con chocolate, eso fue lo primero que me llamó la atención. Lo segundo que me sorprendió fueron sus cabezas, de las cuales sobresalían unas largas orejas que me hacen instintivamente tocar las mías, solo para enterarme que son igual de largas que las de ellos.

«¡Mamá! ¡Papá! ¿Somos conejos?» Pregunté pero de mi boca salió un sonido desarticulado y sin coherencia. Al parecer tendré que aprender todo desde cero con este nuevo cuerpo. Cuando me rindo de intentar hablar, me siento muy agotado y el sueño se vuelve a apoderar de mi.

«Alder, ¿no crees que nuestro bebé es hermoso? Los dioses no escucharon y nos regalaron la gracia de la vida.»

«Sí Hellim, estoy muy feliz de ser padre pero… no crees que es un bebé extraño? Digo… lo amo como nuestro hijo, eso es indudable, pero tu embarazo duró tan poco… ¿solo 3 meses? Además, la manera en que reaccionó el sacerdote fue demasiado sospechosa, fue inesperado que se desmayara al usar el objeto mágico, pero aún más fue la manera en que despertó y arrancó de la casa sin mirarnos ni despedirse de nosotros… ¿viste su cara? algo me hace creer que vio algo más allá de nuestra comprensión y aceptación…»

«Alder… ¿Qué importa todo eso? También me extrañó que el bebé se desarrollara en minutos tras el efecto del objeto mágico, ¿pero no es así como funciona la magia? Ya han pasado unos días y está todo normal, ¿cierto?»

«La magia… sí… pero en toda mi larga vida jamás vi ni supe de algo así. ¿Habías visto antes a un bebé que no llorara al nacer? No solo eso, sino que hace unos instantes parecía que nos observaba con atención, analizando cada una de nuestras facciones… »

«¡Alder! ¡Es nuestro hijo precioso! No te cuestiones más y vivamos al fin como siempre quisimos, como una familia feliz.»

* * *

Las siguientes noches, sin separarme de mis padres, fueron el inicio para mí en un mundo diferente, mis primeras veces acompañado del amor real de dos padres. No sé si en mi vida anterior tuve una experiencia así al nacer, pero estar consciente aquí y ahora del amor que he recibido, me llena lo suficiente el corazón para traerme paz…

«Mmmmmmm….»

«Mmmmmmm….»

«Mmmmmmm…. Má»

«Mmmmmm má…. má….»

«Mmmm ¡¡Mamá!!!»

Alder se despertó de golpe, con los ojos muy abiertos y sudor en la cara. Me mira horrorizado y le respondo con una sonrisa coqueta de bebé. «Imposible, imposible, definitivamente soñé que dijo mamá…. ¿o no? » Al ver mi sonrisa inocente, su rostro se relajó y volvió a conciliar el sueño.

Esa misma noche, mientras todas las demás familias dormían, sentí cómo mi pulso cardiaco se aceleraba, mis músculos se tensaban y mis huesos crujían. Fue una velada muy dolorosa. El dolor era tan punzante que no podía siquiera llorar, todas mis fuerzas fueron dedicadas a soportar tal tortura. Cuando siento que ya no puedo aguantar más, de un momento a otro, una luz emergió a través de toda mi piel, trayendo al fin tanto alivio a mi dolor que me dormí en el instante en que dejé de luchar.

Al día siguiente, al momento que mi madre me despertaba para darme de comer…

«¡Alder! ¡el bebé! ¡MIRA EL BEBÉ!»

El hombre se levanta de golpe, agitado por el grito de Hellim. Al verme en los brazos de mi madre, su rostro se distorsiona, mostrando sorpresa y horror. Mi cuerpo, ayer el de un bebé con unos pocos días de nacido, ahora mostraba el desarrollo casi de un niño de un año de edad.

«Qué suce….» Antes de terminar la frase, al ver mi cuerpo crecido, Alder volvió a caer en un profundo sueño. Mi madre solo me sonríe con amor y me abraza fuerte. «¡Hora de la leche!»

«¡¡¿¿Qué…??!!» Mi boca fue empujada hasta su pecho descubierto, sin piedad. A pesar del shock inicial de ser amamantado, ya aceptando que es mi única forma de comer, comienzo a succionar lo máximo que pueda para crecer aún más. Soy un bebé extraño, lo sé, pero estoy vivo, y esta vez no desperdiciaré ninguna oportunidad que me entregue el destino.

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