Los putos amos

Decía Arthur Schopenhauer: ‘El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales’. Y yo añadiría que para los hombres también, sin tener en cuenta que también somos animales. Somos la especie más inteligente del planeta Tierra o, por lo menos, eso es lo que creemos. Los putos amos, ¿no? Igual subimos un tío a la Luna, que contaminamos el aire y el agua que necesitamos para vivir.

Esto último ya debería de hacernos pensar, pero no, eso demuestra nuestra gran inteligencia. Pero, para ser sinceros, tampoco se le puede pedir más a una especie que considera que el café más bueno del mundo, el Kopi Luwaksale del culo de un mapache. No es exactamente un mapache, pero lo parece…

Yo siempre me hago preguntas estúpidas, como por ejemplo: quién fue el primer hombre inteligente que dijo ‘de lo que cague la civeta esa me voy a hacer un café con dos cucharaditas de azúcar’. Pero si este era un lumbreras, luego vino otro y lo bordó poniéndolo en el mercado a 70 dólares la taza.

Hace un par de días me enteré del precio del bitcoin y se me cayeron las orejas al suelo, 15.000 pavos un puto bitcoin. Pero no se asusten. El viernes pasado vi en televisión un documental llamado Las semillas del beneficio y se me saltaron las lágrimas. El documental hablaba de cómo hemos conseguido que los tomates mantengan el nombre de tomate y que parezcan tomates, pero que no sean tomates, ni sepan a tomate, y evidentemente, no tengan los nutrientes que debería tener un tomate. Creo que he repetido demasiadas veces la palabra tomate, pero es que quiero dejar claro de lo que hablamos.

El documental era muy interesante, pero lo que hacía que se te pusieran los ojos vidriosos no era que hubiese mujeres y niñas trabajando para las empresas estas de las semillas bajo un sol abrasador por no más de dos euros al día, no, no, ¿eso a quién le importa? Supongo que a ellas sí, pero ¿quiénes son ellas? En fin, lo que realmente sorprendía de ese documental era el precio de las semillas de algunos tomates, hasta 400.000 euros el kilo de semillitas. Llegados a este punto, me cago en el bitcoin, eso es chatarrilla.

Tomates inmortales en mundos distópicos

¿En qué momento perdimos tanto el norte como para que un kilo de semillas de tomate valga ese dinero? Yo no tengo ni puta idea de tomates, de hecho, viendo estos documentales, no creo que haya probado un tomate de verdad en mi vida, pero lo que sí sé es que, si dejas una de estas cosas rojas dentro del frigorífico, nunca se pone malo. Esta fruta, porque el tomate para quien no lo sepa, es una fruta, se ha modificado genéticamente hasta hacerla inmortal, algo así como un limón, pero en rojo.

Ahora ya no tenemos frutas y verduras, tenemos cosas que se parecen a la fruta y la verdura que una vez tuvimos. Si lo pensamos bien, esto vale para todo, compras una pechuga de pollo, la metes en el horno 20 minutos y sacas la pechuga de un colibrí, ¿de qué se alimentan estos animales? Ni quiero saberlo.

Ya hace bastante tiempo que se nos fue la olla con el tema de la alimentación, pero en vez de intentar recuperar lo perdido, creamos el Sintetizador Norimaki, una máquina que crea sabores. Con esta mierda, uno puede comerse un calcetín sudado y chuparse los dedos. Es como el Soma de Huxley, pero a lo gastronómico. Ya mismo todos a comer plastilina del sabor que queramos. Se acabó eso de tener que comer cosas distintas para buscar sabores diferentes, ese es el pasado.

Hablando de calcetines, hace más cuatro meses me compré unos calcetines por Amazon. Todo iba bien hasta que la semana pasada me di cuenta de que los dos eran del pie izquierdo. Nunca comprobé que hubiese un derecho, vi que había un izquierdo y con eso me valía, el otro tenía que ser el derecho. Pues no. Me tendría que haber dado cuenta de que era demasiada casualidad coger un calcetín al azar y que siempre fuese el del mismo pie, pero tampoco le di importancia. Nunca me he considerado muy listo, pero ahora menos.

Hace tres días escribí al vendedor para explicarles el problema, y que desde que los tengo, siempre me levanto con el pie izquierdo. Me pareció que meter algo de humor me podía ayudar. La respuesta fue cojonuda, no solo me han dicho que después de tanto tiempo no me van a cambiar un carajo, sino que, para solucionar el problema, me podría poner uno siempre del revés. Hay que reconocer que como respuesta es muy buena, pero como solución es una mierda.

De todas formas, les he vuelto a escribir diciéndoles que ‘gracias’, y que, si en algún momento alguien se pone en contacto con ellos diciéndoles que tiene dos calcetines del pie derecho, que por favor le faciliten mis datos. No me han respondido.

Como el texto empezó hablando de Schopenhauer, voy a acabar con él. No sé si alguien de aquí ha leído algo suyo, pero si te pilla un poco deprimido, te hunde en la miseria. Es como que te deje tu novia, y ponerte a escuchar Sigur Rós en un acantilado, bebiéndote un cartón de vino malo, un día gris y lluvioso. Supongo que a este señor se lo sortearían en las fiestas de su época, ¿quién no querría tener a un pesimista en su salón sacándole las miserias al ser humano?

3 Comments

  1. LaVerne 14 marzo, 2021 at 10:13 pm

    Para ser tan pesimista, me has hecho mucha gracia.

    Saludos,.)

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    1. Lino 15 marzo, 2021 at 7:47 am

      Los pesimistas podemos ser divertidos, aunque solo sea a ratos 😉
      Me alegra que te haya hecho gracia, de eso se trataba.
      Saludos

      Pd: Me gusta tu estilo en el texto de «Mierda en las uñas», quizás sea por su «optimismo» jiji, no en serio, está chulo.

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  2. Veronique 15 marzo, 2021 at 11:35 am

    jjajajajjaj…!!!!!!!!!!Bien traido!

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