Sueño de ternura

Nina tenia la ilusión perdida que su vientre diera frutos. Algún cabello blanco y marcas en su rostro le daban señales del tiempo pasando por su vida. Miraba aquellos niños correr, reír y se emocionaba. Se deslizaban por su rostro algunas veces lágrimas de alegría y tristeza.
Su vida había sido común como cualquier mujer, pero el amor no le había sonreído muchas veces. Ahora se sentía bien, estable. Hacia 2 años que había conocido su actual amor. Un chico que llegó a su vida sin avisar, tocó su puerta y sin ser invitado entró. Discurrió las cortinas y se sentó justo a su lado para ver pasar los días más soleados y también los grises. Compartir una taza de café, una película y el nido de amor.
Se sentía casi completa, sólo faltaba aquella sonrisa tierna, sincera y dulce. Unas mejillas rosadas y «llenitas» para plasmar sus besos de madre amorosa. Dedicar sus minutos por entero a enseñarle a caminar, hablar y le llamara tiernamente «mamá».
Salió apresurada de su trabajo, caminó varias cuadras porque en ese horario el trasporte es horrible. Iba cansada, deseando acortar el camino y por fin descansar. De repente comenzó a sentir dolores en la parte baja del vientre, como punzadas, pero no le prestó mucha atención. Siguió su camino y en unos minutos cruzaba el umbral. Darío la sintió llegar y salió al encuentro para ayudarla con su bolsa, abrazarla y besarla dulcemente como cada día. Ella respondió al saludo y dijo
-Amor, no me siento bien, tengo dolor en bajo vientre como punzadas
– ¿Desde cuándo te sientes así?
-Salí del trabajo y luego de caminar un poco comenzó el dolor.
-Ven, recuéstate puede ser de tanto caminar.
-Si, puede ser.
Estuvo en su cama durante un buen rato, descansó y el dolor se alivió, pero no desapareció. Entonces sintió humedad entre piernas y al mirar tenía manchas rojizas. Llamó a Darío y decidieron ir al hospital.
El doctor amablemente la examinó y realizó exámenes. Regresó al encuentro de Nina y Darío sonriendo
-Felicidades
– ¿por qué doctor, que pasa? – Dijo Darío
-Nada grave, al contrario. Nina está embarazada, serán padres, los felicito
-Oh mi dios, gracias dijo Nina muy emocionada. Sus ojos húmedos dieron muestra de alegría.
– ¿De verdad doctor? Y entonces ¿por qué el dolor y las manchas de sangre?
-Puede ser por la implantación del feto, porque en el ultrasonido que le realizamos está todo bien, de todas formas, debe guardar reposo unos días.
-Así será, cumpliremos todo como usted dice, gracias, ¿nos podemos ir?
-Ya están listos, pueden irse, en 15 días deben volver para examinarla.
-Si doctor, volveremos.
Salieron felices del hospital, no podían creerlo. Sus ojos brillaban, se miraban y sonreían. Había comenzado la historia de un viaje sin fin para el que estaba preparada desde hacía mucho tiempo. Recorrería un largo camino de la mano de su hijo.
Ahora debían avisarle a toda la familia. Querían compartir ese instante anhelado con todos.

 

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