Apenas me había sentado, la señora Imaginación comenzó a explicarme que el único arte que puede explicar todo en la vida es la música. Estuve de acuerdo y asentí, como si lo hubiera comprendido. La Imaginación es a veces así de ocurrente, o te da respuestas a cucharaditas o de golpe. Me sirvió mucho encontrarle sentido a algo, ya que estaba inmerso en una aguda depresión, atado por unas cadenas profundas de dolor insondable.
De repente, la Imaginación, con su dedo invisible, me señaló unas moscas que se habían posado en nuestra mesa. Estaban ahí como si nada, parándose con sus patitas por todos lados; no les importaba que esas mismas patitas se acabaran de posar, a escasos instantes, en una mierda de perro. La lección fue simple: todo mundo desprecia a las moscas, nadie las recibe en su brazo ni en su cara sin un deseo vehemente de matarlas, o por lo menos de ahuyentarlas, y sin embargo están ahí, volando insolentes por todos lados, sin importarles que nadie quiera su existencia. Se frotan las patas con frenesí, como emocionadas, al menor indicio de que hay mierda cerca. El desprecio ajeno no coarta su voluntad de existir; con su insolencia vivaz se dedican a ser, a estar, a vivir.
Ver las cosas desde el angulo de las moscas habla de una férrea voluntad por levantarse dia a día y seguir adelante .
Felicidades Aaron
Moraleja, que te valga madres lo que piensen los demás, sigue con tu objetivo de ser feliz
Muy bueno Señor,del evento más insignificante se puede tomar un mensaje que puede cambiar tu perspectiva.
Enhorabuena Aaron.
Tan molestas cómo asombrosas. Tan indeseables cómo ocasionalmente necesarias. Convenientemente siempre ahí. Excelente, saludos!
Hasta de las moscas tenemos que aprender 🙂
Interesante reflexión y un uso de las palabras muy atento. Me encantó!
Espero leer pronto algo más
Saludos Aaron 🙂